Relatos de la historía de Buesaco

(Relató personal) La historia de Buesaco siempre será un vínculo inquebrantable en mi vida. Aún puedo evocar con claridad la imagen de la casa de mis abuelos, una construcción de tapia y techos de teja que se erigía con majestuosidad. Esta antigua morada, con sus muros gruesos, vetustas chapas y puertas de madera maciza, es el portal que me transporta a mi niñez. La escena de la gente descendiendo hacia la bulliciosa plaza de mercado los domingos se encuentra impresa en mi mente como un recuerdo imborrable.

Reflexionando el otro día, me asaltó una pregunta intrigante. ¿Cuántas almas han transitado frente a mi hogar en Buesaco a lo largo del tiempo? Es un enigma, ya que, al fin y al cabo, Buesaco se reduce a una sola calle. ¿Cuántas historias se han forjado en este rincón? Desde la alegría desbordante de los carnavales hasta el vecino que siempre me saluda con la misma cordialidad, como si yo fuera un niño eterno. Sé que, en mi corazón, Buesaco siempre ocupará un lugar especial.

Quiero compartir y atesorar en el rincón más profundo de mi memoria dos fotografías y un video que encontré en una publicación de Facebook. Estas imágenes nos transportan a un Buesaco en blanco y negro, donde los habitantes se protegen del sol con sombreros y las mujeres lucen sus chalinas con gracia. Nos sitúan en la bulliciosa plaza principal de Buesaco durante un típico domingo de mercado, cuando los valientes campesinos bajan de las montañas para vender sus productos. Es el día en que el esfuerzo de meses de trabajo en el campo se ve recompensado, una recompensa que obtenían después de largas jornadas laboriosas, como la que recuerdo de mi abuela, quien trabajó codo a codo con mi abuelo para construir su hogar. En la actualidad, quizás lo único que perdura para nosotros, sus nietos y bisnietos, son sus valores y su espíritu de trabajo incansable. 

**** El video y las fotografías fueron tomados de internet.