Cucuruchos o Siur (Relato Personal)
Los Cucurruchos de Buesaco
Hablar de los cucurruchos es remontarse al pasado, a mi vida y a lo que soy. Aún no recuerdo el día exacto en el que vi por primera vez un cucurucho, pero sí recuerdo quién me compró mi primer disfraz. Fue un familiar quien pagó a una costurera del pueblo para que me confeccionara uno cuando tenía alrededor de 8 años. Jamás imaginé que ese momento cambiaría mi vida para siempre.
Recuerdo que me contrataron por 4000 pesos para llevar la música a un grupo de danzas, y si reflexiono sobre ello, fue la primera vez que gané dinero haciendo algo, lo cual fue fantástico. Mientras ellas bailaban, solo recuerdo que otros cucurruchos me alentaban a cantar y gritar siurrrrr. Es maravilloso sentirse parte de un grupo de desconocidos, pensé. Todos eran amables, y a pesar de su apariencia (que para un niño podría parecer aterradora), pronto me encontré bailando con ellos, no importaba si eran cucuruchos hombres o mujeres, todos bailaban entre todos.
Debo admitir que los cucurruchos se destacan por ser pícaros, coquetos con las chicas y aficionados a la bebida tradicional (guarapo). Centrémonos en el mono, esos monos que ahora forman parte de un carnaval extenso que se extiende desde la caseta del Pocho hasta el montallantas Los paisanitos en la última versión aportan magía, encanto y, por supuesto, nos muestran que la identidad de todos los buesaqueños es la de ese mono feliz, el mono alegre, el mono mágico.
Debo admitir que me sentí extraño la segunda vez que usé un disfraz. Ya era joven, tenía unos 20 años, y mi vecino (un amante de la bebida de toda la vida, de los que terminan en las rocas, por decirlo así) me vendió uno por 20 mil pesos para seguir bebiendo San Jorge (una especie de Ron). Sin pensarlo mucho, me lo puse y salimos los dos. No temo admitir que nos bebimos unas buenos tragos, con múltiples sorbos de guarapo, en menos de 4 horas. Yo, que por lo general no necesito pedir dinero, lo acompañé a recaudar fondos por todo el pueblo, saltándonos los protocolos de cualquier organización del evento, hasta terminar ebrios en el parque, en una de esas casetas verdes armadas con guaduas. Ahí estaba yo, sin mi careta de mono, completamente borracho pero feliz.
Me fui a descansar un rato y, cuando llegó la noche, seguía con el disfraz, completamente maquillado y en busca de pareja (una verdadera tradición en Buesaco). Cualquier chica despistada en aquellos tiempos caia con la buena conversa de este cucurucho (aquellos tiempos de Juventud...). Recuerdo que en esos carnavales compartí con una chica de Cali como buen Buesaqueño.
En fin, hablar de ese mono se ha convertido en parte de mi esencia. Quizás eso sea mi amor por mi municipio, que a lo largo de una sola calle me ha regalado risas, amores y tristezas. Por eso, el logo de Buesaco Mágico es un mono, un mono que me representa y que nos representa, un mono que nos anima a recordar quiénes somos en cualquier lugar del mundo y que nos dice que Buesaco siempre estará ahí para nosotros.
¡Vivan los cucuruchos buesaqueños! ¡Siurrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!
¿ Mandanos tu historía de la primera vez que te pusiste la camisa de cucurucho ?
Vía al correo a buesacoyork@gmail.com
Existen diferentes tipos de cucuruchos , en Google se puede encontrar muchas fotos ya que hoy en día se ha vuelto casi parte del patrimonio de Colombia. Las imágenes abajo las tome de internet pero pueden encontrar muchas más.
Todos son bienvenidos a disfrutar de nuestro carnaval , todos son bienvenidos a disfrutar de Buesaco Mágico
A continuación se muestran piezas artisticas que se han realizado por parte de entidades privadas y/o públicas para escribir y disfrutar su historia.
Fuente original : Canal de YouTube Achalay Nariño
Fuente original : Telesicom año 2023
Muchos artistas como un amenaje al municipio han inspirado sus liras , a continuación uno de ellos públicado en el canal Queño
Tema musical en reconocimiento al Cucurucho dansante y su aporte a nuestras fiestas carnavaleras.
Autor y Compositor: Hernán Granda Díaz Arreglos,
Bajo, Piano, Guitarra, Acordeón: Juan Carlos Benavides
Percusión y Sonido. Nixon Obando